Ziper sonnet

domingo, 12 de noviembre de 2006

La sección de este blog que más tengo abandonada es la de "grandes genios"
Allí­ pensaba poner acertijos, comentarios y anécdotas de los grandes genios del mundo acertijero.

No es que falten temas. El motivo, obvio, es que soy muy perezoso para escribir.

En fin, hoy querí­a rehabilitarme y para eso les traigo un texto de Julio Cortazar.

-Cortazar no tiene nada que ver con los acertijos- Me dirá alguno.
Puede ser... pero hay un innegable espí­ritu lúdico en toda su obra muy afí­n al que intentamos cultivar aquí­.

En el texto que comparto hoy, «Lucas» no solo nos muestra un sorprendente soneto, sino que nos cuenta de que se trata y de las dificultades para conseguirlo y, además, dejó picando un desafí­o que quizá alguno se anime a continuar.

Lucas, sus sonetos

Con la misma henchida satisfacción de una gallina, de tanto en tanto Lucas pone un soneto. Nadie se extrañe, huevo y soneto se parecen por lo riguroso, lo acabado, lo terso, lo frágilmente duro. Efí­meros, incalculables, el tiempo y algo como la fatalidad los reiteran, idénticos y monótonos y perfectos.

(...) Pero hace ya tiempo que Lucas se cansó de operar internamente en el soneto y decidió enriquecerlo en su estructura misma, cosa aparentemente demencial dada la inflexibilidad quitinosa de este cangrejo de catorce patas.

Así­ nació el Zipper Sonnet, tí­tulo que revela culpable indulgencia hacia las infiltraciones anglosajonas en nuestra literatura, pero que Lucas esgrimió después de considerar que el término « cierre relámpago» era penetrantemente estúpido, y que «cierre de cremallera» no mejoraba la situación. El lector habrá comprendido que este soneto puede y debe leerse como quien sube y baja un «zipper», lo que ya está bien, pero que además la lectura de abajo arriba no da precisamente lo mismo que la de arriba abajo, resultado más bien obvio como intención pero difí­cil como escritura.

A Lucas lo asombra un poco que cualquiera de las dos lecturas den (o en todo caso le den) una impresión de naturalidad, de por supuesto, de pero claro, de elementary my dear Watson, cuando para decir la verdad la fabricación del soneto le llevó un tiempo loco. Como causalidad y temporalidad son omní­modas en cualquier discurso apenas se quiere comunicar un significado complejo, digamos el contenido de un cuarteto, su lectura patas arriba pierde toda coherencia aunque cree imágenes o relaciones nuevas, ya que fallan los nexos sintácticos y los pasajes que la lógica del discurso exige incluso en las asociaciones más ilógicas. Para lograr puentes y pasajes fue preciso que la inspiración funcionara de manera pendular, dejando ir y venir el desarrollo del poema a razón de dos o a lo más tres versos. probándolos apenas salidos de la pluma (Lucas pone sonetos con pluma, otra semejanza con la gallina) para ver si después de haber bajado la escalera se podí­a subirla sin tropezones nefandos. El bic es que catorce peldaños son muchos peldaños, y este Zipper Sonnet tiene en todo caso el mérito de una perseverancia maniática, cien veces rota por palabrotas y desalientos y bollos de papel al canasto pluf.

Pero al final, hosanna, helo aquí­ el Zipper Sonnet que sólo espera del lector, aparte de la admiración, que establezca mental y respiratoriamente la puntuación, ya que si esta figurara con sus signos no habrí­a modo de pasar los peldaños sin tropezar feo.

                 ZIPPER SONNET

     de arriba abajo o bien de abajo arriba
     este camino lleva hacia si mismo
     simulacro de cima ante el abismo
     árbol que se levanta o se derriba

     quien en la alterna imagen lo conciba
     será el poeta de este paroxismo
     en un amanecer de cataclismo
     náufrago que a la arena al fin arriba

     vanamente eludiendo su reflejo
     antagonista de la simetrí­a
     para llegar hasta el dorado gajo

     visionario amarrándose a un espejo
     obstinado hacedor de la poesí­a
     de abajo arriba o bien de arriba abajo

¿Verdad que funciona? ¿Verdad que es que son bello(s)?

(...)

Animado, optimista, mishkinianamente idiota como siempre, Lucas empezó a soñar con otro zipper sonnet cuya doble lectura fuera una contradicción recí­proca y a la vez la fundación de una tercera lectura posible. A lo mejor alcanzará a escribirlo; por ahora el balance es una lluvia de bollos de papel, vasos vací­os y ceniceros llenos. Pero de cosas así­ se alimenta la poesí­a, y en una de esas quién lo dice, o le dice a un tercero que recogerá esa esperanza para una vez más colmar, calmar a Violante.

Julio Cortazar 'Un tal Lucas' Ediciones alfaguara

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